Los cambios más profundos y de mayor repercusión presentados en la actividad contable en toda su historia, tuvieron lugar en el sigo XVIII. La Revolución Francesa, la Revolución industrial en Inglaterra, la filosofía individualista de Hegel y Kant, sentaron las bases para el resurgimiento del comercio en Europa y la tecnificación de la contabilidad.
En el siglo XIX, con el desarrollo de la industria Europea, la contabilidad inició su más espectacular transformación.
En Francia, donde las finanzas públicas eran exclusividad real, pasaron al dominio popular, gracias al célebre contador Count Mollier. En 1795 Edmond Degrange distinguió dos clases de cuentas, unas deudoras y acreedoras y otras que representaban al propietario.
En Estados Unidos, La contabilidad se institucionalizó, constituyéndose en una actividad académica en la universidad de Pennsylvania en 1881 y reconocida como gremio profesional a través de la American Association of Public Accountants en 1886. Aparecen las máquinas de contabilidad, lo que facilitó el procesamiento de la información.
En Europa surgieron agremiaciones similares. En Edimburgo, 1854; en Francia 1891, en Australia, 1895;en Holanda, 1895 y en Alemania, 1896, En Italia, en 1893 comenzó a regir el Código Mercantil, regulador de la práctica contable en ese país.
Por años de 1990, el gobierno, la banca, las bolsas de valores, comenzaron a exigir los estados financieros certificados por contadores públicos independientes. La organización American Institute of Public Accountants se encargó de reunir agrupaciones profesionales con el fin de estudiar los problemas contables, y en 1934 sugirieron las seis primeras reglas de los principios contables de hoy.